“Tú no sirves para esto, olvídate”
Estas palabras son las que tuvo que escuchar la fundadora de Semen Cardona, entonces una joven Maria Àngels Rial, cuando comenzó su andadura. A mediados de la década de 1980, Rial quiso formarse en inseminación artificial porcina, una técnica todavía en desarrollo en aquella época. Para conseguirlo, contactó con un Centro de Inseminación Artificial de Clariana de Cardener, en el centro de Cataluña, que empezaba a trabajar con esta técnica. Pero la imagen de una joven que quería involucrarse en un mundo muy masculinizado y en aquel momento excesivamente conservador no fue bien recibida. Probablemente, la inquietud de M. Àngels Rial fue percibida como el capricho de una jovencita. Nada más lejos de la realidad.
La historia de esta emprendedora, todavía plenamente en activo al frente de Semen Cardona y ya en proceso de relevo generacional, es un buen referente para aquellos (y aquellas, todavía más) que luchan por un sueño y hacen todo lo que está en sus manos para conseguirlo. Puede resultar normal, hoy, ver que Semen Cardona abre un nuevo centro de inseminación artificial en cualquier rincón de España o internacionaliza en Latinoamérica o Asia. Vender 4 millones de dosis de semen porcino al año y ser un líder del sector puede parecer un camino natural. Pero pocos creyeron en ella en aquellos momentos en los cuales, sencillamente, se preocupaba por aprender un nuevo oficio.
Maria Àngels Rial recuerda las pocas ganas de enseñarle la técnica y la escasa confianza que depositaron en ella en más de una ocasión. Como en las novatadas universitarias, en una ocasión llegaron a entregarle el semental más grande, sucio y viejo de la granja para asustarla, pero ella no se echó atrás. Efectivamente, la fundadora de Semen Cardona aprendió el oficio desde cero y empezando por el proceso de extracción. Aunque, para evolucionar, tuvo que marcharse e invertir mucho más tiempo y dinero. La próxima parada en este viaje fue en Madrid. Continuará.